Erase una vez una niña llamada Leandra, que vivía con su madre en un pueblo muy pequeño, en ese pueblo vivan muy pocas personas y no había casi nada para divertirse.
En el pueblo no había colegio porque no tenían dinero suficiente para hacerlo y costear todo lo que se necesitaba para libros, pupitres, sillas, lápices y demás materiales.
Los chicos/as del pueblo no tenían apenas tiempo libre para jugar porque tenían que trabajar, ayudar a sus padres y los que tenían más posibilidades iban a la ciudad de al lado que si había colegio y estudiaban allí.
Leandra en su tiempo libre jugaba los médicos con sus amigas en el tiempo libre. A ella le encantaría ir al colegio y aprender mucho, pero sabía que no podía porque tenía que ayudar a su madre y no tenían dinero para costearse mudarse a otra ciudad.
La madre de Leandra sabía lo que le ocurría a su hija, ya que la veía un poco triste de vez en cuando y ella recordaba cuando era pequeña que le ocurría lo mismo, porque también quería estudiar y no pudo porque se tuvo que mudar a otra ciudad y no pudo terminar sus estudios, y la madre no estaba dispuesta a que a su hija le ocurriera lo mismo que a ella.
Entonces la madre al ver que no se iba a cumplir los deseos de su hija, hizo un viaje de un día hacia la ciudad para informarse de cómo podía seguir con sus estudios que no pudo finalizar cuando era pequeña, y consiguió entra en un curso para poder terminar sus estudios y así poder permitirse mandar a su hija a cumplir su sueño.
La madre estudiaba por las noches después del duro día de trabajo, sin que la pequeña se diera cuenta y al final después de un año se graduó en su carrera y consiguió un puesto de trabajo en el pueblo mejor que el de antes, la madre ya tenía organizado todo para cambiarse de ciudad para que su hija pueda tener un futuro, además ya había ahorrado lo suficiente para ello.
Pero la madre empezó preocuparse por los demás niños porque sabía que no iban a correr con la misma suerte y se le ocurrió una idea usar sus ahorros para construir una escuela en el pueblo y que así su hija y todos los niños que quisieran poder asistir y así poder quedarse en el pueblo.
La madre movió todo lo que estuvo en su mano para poder conseguir todo eso y así logra que se cumplieran todos los deseos de los niños del pueblo.
Autora: Belén Jurado Ruiz