lunes, 25 de abril de 2011

Leandra

Erase una vez una niña llamada Leandra, que vivía con su madre en un pueblo muy pequeño, en ese pueblo  vivan muy pocas personas y no había casi nada para divertirse.
En el pueblo  no había colegio porque no tenían dinero suficiente para hacerlo y costear todo lo que se necesitaba para libros, pupitres, sillas, lápices y demás materiales.
Los chicos/as del pueblo no tenían apenas tiempo libre para jugar porque tenían que trabajar, ayudar a sus padres y los que tenían más posibilidades iban a la ciudad de al lado que si había colegio y estudiaban allí.
Leandra en su tiempo libre jugaba los médicos con sus amigas en el tiempo libre. A ella le encantaría ir al colegio y aprender mucho, pero sabía que no podía porque tenía que ayudar a su madre y no tenían dinero para costearse mudarse a otra ciudad.
La madre de Leandra sabía lo que le ocurría a su hija, ya que la veía un poco triste de vez en cuando y ella recordaba cuando era pequeña que le ocurría lo mismo, porque también quería estudiar y no pudo porque se tuvo que mudar a otra ciudad y no pudo terminar sus estudios, y la madre no estaba dispuesta a que a su hija le ocurriera lo mismo que a ella.
 Entonces la madre al ver que no se iba a cumplir los deseos de su hija, hizo un viaje de un día hacia la ciudad para informarse de cómo podía seguir con sus estudios que no pudo finalizar cuando era pequeña, y consiguió entra en un curso para poder terminar sus estudios y así poder permitirse mandar a su hija a cumplir su sueño.
La madre estudiaba por las noches después del duro día de trabajo, sin que la pequeña se diera cuenta y al final después de un año se graduó en su carrera y consiguió un puesto de trabajo en el pueblo mejor que el de antes, la madre ya tenía organizado todo  para cambiarse de ciudad para que su hija pueda tener un futuro, además ya había ahorrado lo suficiente para ello.
Pero la madre empezó preocuparse por los demás niños porque sabía que no iban a  correr con la misma suerte y se le ocurrió una idea usar sus ahorros para construir una escuela en el pueblo y que así su hija y todos los niños que quisieran poder asistir y así poder quedarse en el pueblo.
La madre movió todo lo que estuvo en su mano para poder conseguir todo eso y así logra que se cumplieran todos los deseos de los niños del pueblo.

Autora: Belén Jurado Ruiz

sábado, 26 de marzo de 2011

"EL SUEÑO DE FÁTIMA"

En una  pequeña aldea, en el país de Irak ,cerca de la ciudad de Bagdad, vivía una valiente chica de unos 18 años, llamada Fátima.                                                        
 Como es normal Fátima vivía en una familia musulmana, donde su padre Mohamed, le prohibió el derecho a estudiar. El quería que ella se casara,  como habían hecho el resto de sus amigas, además había un chico muy bien avenido por la zona que la pretendía; he aquí donde erradicaba el conflicto existente entre Fátima y su padre, ya que ella tenía el sueño de poder estudiar y algún día trabajar en la televisión como periodista. Por lo que las peleas con su padre eran siempre constantes.

Ella a lo largo de su niñez quiso ir a la escuela, para poder aprender al igual que sus hermanos, pero era un sueño vano, ya que ella por ser mujer no tenía este privilegio.           Ella veía como sus hermanos todos los días iban y venían a la escuela, y como contaban anécdotas de clase, mientras ella permanecía horas y horas cuidando de sus hermanos menores y ayudándole a su madre en las tareas domesticas.

Fátima, a base de mucho insistir durante muchos tiempo, consiguió  convencer a su hermano mayor Alí, para que le enseñara a leer, escribir, sumar y restar, todo esto creo en Fátima que el deseo que ella tenía de ser periodista se fuera incrementando.

A la edad de 20 años y mientras el padre de Fátima estaba en tratos con la familia de aquel chaval que la llevaba pretendiendo desde los comienzos de su adolescencia, Ali  realizo un viaje a Europa, del cual vino contentísimo por cuanto había aprendido y le conto a Fátima todos los derechos y libertades que poseían las mujeres de aquellos países. Por lo que Fátima se intereso y no paro de preguntarle.

Fátima pasaba horas y horas oyendo a su hermano todo lo que él había vivido en ese viaje, ella se quedaba con la boca abierta, oyendo todas aquellas cosas que le contaba, acerca de todos los derechos que tenían las mujeres en aquellas tierras, era algo impensable para ella.                                                                                                            
Su hermano no paro de insistirle en que no se cansara de  luchar por su sueño, y le prometió ayudarla para poder ir a la universidad de Bagdad. Por lo que Fátima pensó que si conseguía algún trabajo podría ganar dinero, y este dinero junto con el que le prestara su hermano Ali, podría irse a vivir a Bagdad y estudiar allí.     

Durante este tiempo Fátima se tiraba las noches pensando cómo iba a realizar la huída, ya que irse a vivir a Bagdad, le conllevaba abandonar su casa, su familia y ser perseguida por ellos.

Trabajo duro durante 6 meses en la recolecta del opio, era un trabajo duro , ya que eran muchas horas expuestas al sol, pero Fátima no se rindió nunca ya que siempre tenía en mente su sueño.

Una vez ella vio que tenía dinero suficiente para poder partir a hacia Bagdad; Fátima no se lo pensó mas y a la  noche siguiente de haber trabajado decidió plantear la huída, contacto con una amiga suya que estudiaba en la universidad y decidió irse con ella a vivir, esa misma noche hizo su maleta, recogió todos sus enseres, se despidió de todos sus hermanos y se marcho dejando atrás toda una vida de lucha, en busca de su preciado sueño.

Fátima ando y ando, hasta llegar a Bagdad, hacía mucho calor por lo que tuvo que parar varias veces en el camino a descansar, pero después de 15 horas caminando, consiguió llegar a la capital, en el lugar donde quedo con su amiga Miryam a la que llamo la última noche, llego a su  nueva casa y allí descanso, después de haberle contado a su amiga todo lo que había hecho en todo este tiempo que no se habían visto.

A la mañana siguiente Fátima y su amiga se fueron a buscar trabajo, y encontraron una pescadería donde necesitaban una dependienta y cogieron a Fátima. Esta estuvo trabajando allí hasta que empezó la universidad, una vez empezó la universidad se dedico a estudiar y se saco la carrera con unas notas fabulosas donde la premiaron con una beca de investigación sobre los derechos de la mujer, en la cadena de televisión Alsharqiya,

Aquí Fátima después de mucho esfuerzo, consiguió realizar por fin su sueño y pudo ser periodista y a la vez le dieron un programa desde el cual se dedicaba a luchar por los derechos de las mujeres de su país, Fátima invitaba a mujeres que al igual que ella un día decidieron luchar por su sueño, el de poder estudiar  siendo mujer.


NOMBRE: PABLO SÁNCHEZ RODRÍGUEZ

"EL DERECHO A LA EDUCACIÓN"

                Julieta era una niña de trece años que vivía en una pequeña aldea del Perú más pobre. A su pronta edad, Julieta tenía que cuidar de sus cinco hermanos menores; José, de diez años, Jesús de ocho, Carla de cinco, Manuel de tres y la pequeña Victoria, de sólo un año de edad. Esta tarea le ocupaba todo el día, ya que su madre era muy pobre y tenía que trabajar de sol a sol para poder alimentar a sus seis hijos. Su padre había muerto antes de que su hermana menor naciera. Julieta recordaba con añoranza aquel tiempo, ya que antes de que su padre muriera, ella podía ir a un pequeño colegio improvisado que había en la aldea, donde le enseñaron a leer y a escribir. Julieta era de las pocas privilegiadas en aquella pequeña aldea de un lugar recóndito en medio de la nada, que sabía leer y escribir, a duras penas. Ella siempre se sintió muy contenta con la idea de poder ir a clase pero, realmente nunca le vio la utilidad, ya que su madre no quería que fuese a la escuela puesto que no era productivo para la unidad familiar, y esta responsabilidad pesaba sobre los jóvenes hombros de nuestra protagonista. La madre de ésta, y ella misma, no sospechaban la enorme importancia de la educación, y cómo jugaría un papel determinante en sus vidas…
           
Un día nublado de primavera, la madre de Julieta enfermó; tenía mucha fiebre, sudaba mucho y su mirada cansada y perdida hacía temer a Julieta lo peor. En un intento desesperado por articular palabra, la madre le dijo a su hija: “Julieta, por favor, ve corriendo a la aldea más cercana por el camino de tierra, se llama Montealto; tráeme un médico que dicen que vive allí”. Julieta corrió hacia el camino de tierra y lo tomó, yendo tan deprisa como sus piernas le permitían. La niña estaba muy asustada, y por el camino mil pensamientos se le pasaban por la mente a cada minuto, entre ellos que nunca, jamás en su vida, había salido de su aldea sola, y que no conocía aquel camino. Corría el peligro de perderse y quedarse atrapada en aquella selva oscura, fría y peligrosa, donde no tardaría mucho en morir. Después de un buen rato corriendo, llegó a un cruce de caminos; el camino que hasta entonces había recorrido y en el que había confiado para llegar a su destino, se dividía en tres; ¿qué camino tomar? ¿Cuál  sería la opción más acertada, izquierda, derecha o centro? Su corazón latía tan deprisa que sentía que se le salía del pecho a cada bocanada de aire que tomaba. En ese momento, como si de un rayo de luz en mitad de un túnel se tratara, vio un viejo cartel construido con maderas en mitad del cruce. Tras un año y medio sin leer, sin asistir a una sola clase, concentró todos sus esfuerzos por poder leerlo. La flecha que indicaba la dirección derecha tuvo la respuesta definitiva: “Montealto”. Al terminar de leer esa palabra, con muchos esfuerzos, la niña salió disparada esta vez impulsada por la alegría y satisfacción que había conseguido al poder leer aquella maravillosa palabra. No tardó apenas ni cinco minutos en divisar la aldea y encontrar al médico. Ambos montaron en el asno del doctor y salieron corriendo hacia la aldea natal de la niña. Por suerte, el médico pudo darle la medicina a tiempo a su madre y ésta se recuperó a los pocos días. Desde aquel día, tanto Julieta como su madre aprendieron la importancia de saber leer y escribir para poder defenderse en la vida. Y también desde aquel día, Julieta tomaba en brazos a su hermana Victoria, la más pequeña, y acompañada de sus otros cuatro hermanos volvieron a ir a la escuela del pueblo, todos juntos. Tanto le conmovió la historia de estos seis hermanos al doctor, que tomó como pupila suya a Julieta, y ella pudo viajar a la capital más cercana para continuar sus estudios. Actualmente, Julieta es médica en un hospital y de vez en cuando viaja a las aldeas más recónditas para asistir a las gentes pobres del lugar de manera gratuita. Para ella, desde aquel día en que su madre enfermó, comprender que ejercer su derecho a la educación pudo cambiar su vida para siempre fue la lección más importante que le dio la vida.


NOMBRE: GEMMA LUQUE RUZ
 

"LA PEQUEÑA EZZA"

Amanecer, se escucha el ruido de un grupo de niños que dan vida y color a la inmensidad del desierto del Tinduf al suroeste de Argelia, donde se asientan los campamentos de refugiados saharauis.

 Con la música haul, riendo y jugando sobre el sol y la arena,  allí se encontraba la pequeña Ezza con sus amigos.

Ezza es la pequeña de dos hermanos Mariem y Nayim.  Su madre Eilaya se despide de ella, tiene que ir a trabajar al wilaya donde cose todos los días y tiene que recorrer un largo camino andando. Su padre Nekane, se dedica al pastoreo nómada y a la pesca por lo que pasa muchos días fuera de su hogar para conseguir alimentar a su familia.

Ezza  vivía muy feliz y  tranquila con su familia y su pueblo, le gustaban sus costumbres, cultura, gastronomía, no quería cambiar nada….

Gracias a la ONU, se estaban intentando resolver problemas como la escasez de alimentos y de agua que tanto hacía falta en estos lugares.

A la mañana siguiente, un grupo de jóvenes respaldados por el gobierno se instaló en el campamento y empezaron a construir casas, hospitales, colegios…  Ezza no lo entendía, pero estaba muy contenta.

Tras cinco meses de lucha por construir ese futuro para aquellos habitantes, vinieron un grupo de personas para ayudar, enseñar sus conocimientos y así obtener ese derecho a la educación que tanto se merecen.

Así, Ezza fue a la escuela donde aprendió a leer, escribir, a relacionarse mejor con la gente… Pasaron los años y Ezza iba creciendo y formándose aún más, tomando conocimiento de la realidad en que vivía.

Tras unos años y gracias a la ayuda de estos jóvenes, Ezza se convirtió en una magnífica enfermera y ahora se encuentra trabajando en el hospital de su pueblo.


NOMBRE: CARMEN FERNÁNDEZ VÁZQUEZ

"LA HISTORIA DE ZINA"

Zina es una pequeña niña que cumplirá 11 años y tiene 3 hermanos más pequeños que ella. Su familia vive en el distrito de Bombali, situado al Norte de Sierra Leona. Éste país sufrió una guerra civil que dejó el país mermado, situándolo en el segundo lugar de los países más pobres del mundo.

La situación de Zina era muy adversa por que su padre murió cuando ella tenía 5 años, por lo tanto el futuro de Zina estaba destinado a aprender las labores de la agricultura para así ayudar a su madre y poder llevar más alimentos a su familia e intentar pasar el menor hambre posible. Zina ayudaba a su madre en todo lo que podía como cocinar, arreglar la casa...

Un día volviendo a su casa de ayudar a su madre en el campo vio a un niño con una mochila al que se le cayó un libro mientras subía a un autobús. Zina corrió hacia el libro para dárselo pero no lo pudo alcanzar y decidió ir al día siguiente al mismo lugar para devolvérselo. Mientras tanto lo ojeó en su casa y le llamó muchísimo la atención e incluso llegó a comprender parte del contenido del libro aunque no supiera ni leer ni escribir.

Al día siguiente se encontró con el niño y se lo dio. El chaval estaba muy agradecido y la niña le pregunto que donde iba y que hacía allí. Este le contó que se dirigía hacia una escuela donde los profesores le enseñaban todo acerca del contenido de los libros. Al enterarse de lo que era una escuela, ya que Zina no sabía lo que era debido a que sólo conocía las labores de la casa y el campo, se lo dijo a su madre para intentar convencerla de que le dejase ir a la escuela. A la madre le costaba mucho tomar esa decisión porque era fundamental la tarea de Zina para el sustento de todos sus hijos.

Entonces la madre pensó que Zina podría compaginar ir a la escuela con su trabajo, además no quería que su hija viviera toda su vida de esta forma y vio en la educación una salida a la situación que vivían.

Zina entonces asistió a la escuela, le gusto mucho y comprobó que podría tener un buen futuro para ella y para ayudar a su familia.


Nombre: Pedro Couñago Priego

viernes, 25 de marzo de 2011

"QUERIDO LIBRO"

Quedaba poco más de un kilometro para llegar a casa. Acompañada de mi madre tras un largo día de trabajo recogiendo todo tipo de metales (latas, hierros, etc.) para luego venderlos por unos pocos pesos. Justo antes de girar la esquina de la gran avenida que nos guiaba hasta nuestro hogar, hicimos la última parada. Allí, me incline para recoger una caja metálica de esas galletas que tanto comen los demás, al abrirla cual fue mi sorpresa: ¡Un libro!

Rápidamente, se lo enseñé a mi madre y le dije:
           -¡Mami! Mira lo que he encontrado, ¿me lo leerás?

Mi madre cogió el libro y mirándome a los ojos me respondió:
            -¡Ojalá pequeña mía! pero mamá no sabe leer, ni tampoco escribir.

Desde muy pequeña se ha tenido que dedicar a cuidar de la familia y no ha podido ir a la escuela.
            -Pero mamá, yo tampoco estoy en la escuela, y no quiero llegar a mayor sin saber leer ni escribir.
            -Ya lo sé hija mía, pero todo no se puede tener en esta vida.

Con esa frase terminó la conversación. En esos momentos pensé  ¿Por qué yo no puedo ir a la escuela si tengo las mismas ganas de aprender que los demás niños? Para mi temprana edad, 8 años, aún me resultaba difícil encontrar una respuesta y entenderlo.

Al llegar a casa, oí hablar en un tono elevado a mis padres. Mi madre intentaba convencer a mi padre de que debían de esforzarse, aun más, para pagar las tasas de mi escolarización. Mi padre trabajaba limpiando las botas de los señores en la plaza de la ciudad, y mi madre como os he contado, vendía la chatarra que encontraba en la ciudad su sueldo no le permitía ese tipo de gastos.

Aun así, antes de irme a dormir, mis padres me llamaron a su presencia, y como si de un interrogatorio de película se tratase; luz tenue alumbrado la silla en la que estaba sentada y ellos dos de pie observándome, comenzaron a hablar:
            -Guadalupe, papá y yo hemos estado hablando sobre la posibilidad de que te inicies en la escuela de la ciudad.

Sin saber aún cual iba hacer su respuesta final, no pude contener derramar dos pequeñas lágrimas.
            -Como bien sabes, la situación de nuestra familia no es buena. Papá, trabaja de sol a sol en la plaza para que los señores lleven bien limpios sus calzados. Mientras tanto, tú y yo buscamos chatarra para ayudar aun más en nuestro hogar- dijo mi madre entre sollozos.
            - Lo sé madre
            - Aun así, hemos decidido inscribirte en el nuevo curso de la escuela para que puedas aprender a leer y escribir, y en un futuro tengas un buen trabajo con el que puedas vivir mejor.
            -Pero padres.
            - Pequeña, ya está todo decidido- interrumpió mi padre- el mes que viene empezaras con tus estudios. Ahora bien, queremos que tengas claro una cosa, en esta vida sin esfuerzo no se consigue nada. Mamá y yo  trabajaremos aún más duro para pagar tus estudios hasta donde seas capaz de alcanzar, pero tú debes de esforzarte cada día como te esfuerzas en tu trabajo. Tu compromiso con la escuela debe de ser igual o superior al que nosotros tenemos hacia nuestro trabajo y hogar. Además, no debes nunca  conformarte con lo mínimo, nuca digas “con saber esto, basta”, se valiente, esfuérzate, muestra interés y lucha por lo que realmente quieres, que es aprender a leer y escribir, solo así conseguirás tus objetivos y nos harás realmente felices.

Tras la charla, rompí a llorar, mis padres se acercaron hacia mí, y los tres nos fundimos en un apasionado abrazo. Se estaba presentando ante mí, la oportunidad de mi vida, para aprender a leer, escribir, contar, etc. y no la pensaba desaprovechar.

Con el paso del tiempo iba avanzando cursos. Mamá consiguió un trabajo mejor como limpiadora de hogar, y papá seguía abrillantando los mocasines de los señores de la plaza.

Una vez terminado mi último curso, quería seguir estudiando para ayudar a mis padres cuanto antes. Conseguí un trabajo como repartidora de periódicos por las mañanas lo que me ayudo a cofinanciar mis estudios en la universidad junto con la gran ayuda y sacrificio de mis padres.

Actualmente he terminado mi carrera. Soy diplomada en Ciencias Empresariales. Regento junto con mis padres una zapatería que además de ser la que mejor abrillanta los calzados, realizan los mejores cosidos y arreglos de toda la ciudad. Pero todo no acaba aquí, he comenzado a enseñar a mis padres a leer y escribir, y cada noche antes de dormir, me siento con mi madre y leemos parte de ese libro magnifico que nos encontramos, el cual despertó en mi esas ganas de crecer como persona, ganas por saber cada día más y por superarme en cada reto que me ponía la vida.


NOMBRE: RAFAEL BLAZQUEZ ALBA

"ENTRE TODAS, PODEMOS"

Erase una vez, un lugar llamado Mandara, cuya perfecta situación lo había escogido para poseer lo más bellos oasis del continente africano. Paseaba una tarde abril entre las dunas cuando de repente unas risas despistaron mi camino. Me acerqué hacia ellas y me encontré con  tres niñas. Charlaban entre ellas riéndose a carcajada limpia, tan limpia como el aire que allí se respiraba. Me senté junto a ellas, y comenzamos a hablar.
-                     Hola! ¿Qué estáis haciendo?
-                     Cestos, cogemos el esparto y lo trenzamos, es un poco aburrido, ¿quieres probar? – Cogí un poco esparto y comencé a trenzarlo.

Y ahí estaba yo,  junto a Jamila, Neema y Aisha de repente era otra amiga más. Comenzaron a surgir temas mientras mis dedos se enredaban unos con otros entre el esparto. Empezó a caer la noche y las risas no cesaban. Ya hacía rato que el esparto cayó olvidado sobre la arenas de aquellas dunas. Y tumbadas mirando hacia el cielo Aisha comenzó a decir:

-                     Me hubiera gustado poder haber sido médica. Veo a mi abuelita tumbada en la cama desde hace mucho tiempo y me gustaría saber curar a la gente enferma.- a lo que Jamila replicó:
-                     Ya sabes lo que dice mi padre cuando se pone gallito, “la culpa es del gobierno, qué partía de sinvergüenzas”. Por lo visto nuestro presidente no le importa en hacer crecer al país si no sólo su cuenta bancaria.
-                     Y, ¿Dónde se quedan nuestros sueños? ¿Nuestros proyectos e ilusiones? Yo por culpa de este hombre ambicioso no me quedo sin ser arquitecta, hombre! De hecho ya habéis visto como he contribuido en arreglar el poblado junto a los mayores. Dijo Neema. Chicas, levantémonos y vayamos a la casa del presidente, que este se va a enterar.

Caminamos 2 días y medio entre palmeras y dunas hasta que llegamos a la gran mansión del presidente. Llamamos a la puerta entre miradas nerviosas. Y salió.- Que hombre más feo! –Murmuró Neema  –Shhhh cállate! Dijo Aisha.

-                     Hola Señor, ¿Dónde has metido el dinero que debe de ir destinado para mi educación? ¿Por qué no deja de hacer obras para agrandar su casa y comprarse trajes caros, y se y se gasta el dinero en lo realmente importante y productivo como somos las personas d este país? – Neema no tiene pelos en la lengua.

El presidente, que casualmente le pilló en un dia sensible, nos miró, y se hechó a llorar muy arrepentido de lo cruel y mezquino que había sido durante tantos años. Al dia siguiente mandó derribar su casa, llevó al “compro oro” todo él que poseía y con el dinero que le dieron creó centros de educación públicos para todos los poblados del país. Pudiendo estudiar desde los 3 años hasta terminar alguno de los cientos de miles de grados que ofertaba. Erradicó el analfabetismo y la riqueza del país de triplicó de manera equitativa.

Ahora, gracias a que mi  presidente ha pensado en los ciudadanos de su país, he podido estudiar. Ya  me encuentro en mi último año de grado de economía porque a mí, nunca más “me volverán a llevar las cuentas”.


NOMBRE: Mª LUISA TISCAR MATA

"QUERER NO ES PODER"

Para cualquier persona normal, el día empieza cuando el despertador suena. Abre el frigorífico, desayuna, se viste y lava, y empieza un nuevo día. Pero todos no viven igual. En un lugar arenoso, alejado del mundanal ruido, una niña se levanta entumecida del frío, su casa no tiene paredes aislantes de la humedad, dolorida, ya que no tiene un cochón donde acomodarse, y hambrienta, pero la comida ha de esperar, primero hay que conseguirla.

Sin esperanza alguna de cambiar su vida o futuro, sin posibilidad de quejarse, de adormilarse, o remolonear en la cama, se viste rápidamente y sale de su refugio, cuatro paredes y un techo de madera y otros materiales.

No puede llorar ni ir a la escuela, tiene que ayudar a su familia. Le han enseñado a hablar en su lengua materna, y a comunicarse con pocas palabras en la lengua propia del país donde vive. No sabe leer, ni escribir, ya que no piensan que eso le vaya a servir de algo. Su oficio le ha obligado a dejar de ser niña demasiado pronto. Con un carro su padre le espera para empezar a trabajar. Y así se pasa todos los días de su vida, recogiendo lo que los demás consideran basura, para poder subsistir.

En el atardecer de un día en que paran para comer lo que han podido conseguir durante este, se sientan a descansar cerca de un pequeño parque, a esa hora repleto de pequeños jugando. La niña distraída por las risas decide separarse de su grupo para acercarse a observar mejor la diversión, hecha realidad. No sabe muy bien por qué esos otros niños pueden hacer cosas tan libremente como correr sin tener que estar pendiente de mendigar. Sentada en un banco cercano a ella hay otra niña, mirándola fijamente. Asustada por la verdad que revela su mirada se da la vuelta y empieza a marcharse, pero es detenida por una pequeña mano agarrada a su viejo, sucio y raido jersey. Al volverse no encuentra una pregunta, ni una mirada de desagrado, sino a una niña con las manos extendidas y un libro en estas. Ella no sabe leer, nunca había tenido un libro o algo que se asemejase a aquello, tan pulcro, nuevo y… bonito. Colores, dibujos, y letras, muchas letras. Un cuento, algo sobre una bestia que vivía en una casa muy grande, rodeado de muchas cosas raras, algunas como las que recogía todos los días. Y una chica que parece ser una amiga… Un hombre malo que quiere hacerle daño al monstruo aunque este es bueno…

La niña sale de su ensimismamiento por la voz que le llega de su padre. La llaman y tiene que regresar pero cuando quiere devolver el libro a su legítima dueña esta ya ha desaparecido. Puede dejarlo en el suelo y seguir trabajando, pero es algo tan distinto a lo que siempre ha poseído que decide guardárselo dentro de la camiseta, entre su barriga y los pantalones. No sabe si su familia le permitirá quedárselo y ella realmente lo desea.

Al llegar al lugar donde vive, entra corriendo y algo nerviosa al sitio donde suele dormir, y con agilidad y cuidado se levanta el jersey y la camiseta y saca el libro. Vuelve a contemplarlo y es algo tan perfecto…, es lo más maravilloso que ha visto nunca. Como en su tiempo Howard Carter al encontrar la cámara en la que reposaba Tuntankamón, o en la ficción Alí Babá al encontrar el tesoro de los cuarenta ladrones, esta niña experimentó ese mismo sentimiento, tan profundo y desconocido para ella, como es el de descubrir un tesoro. Ese libro hasta el día en que desapareciera de sus manos sería su joya más preciada. Lo envolvió en una camiseta sin que nadie lo viera y muy despacio lo guardó bajo las mantas donde dormía.

La vida, justa o  injusta, es diferente para todos. Esta niña como otras muchas nunca podrá conseguir la educación necesaria para leer ese tesoro envuelto y escondido. Y si alguna vez lo consiguiera o alguien pudiese leérselo, su interés ya no sería el mismo. Las esperanzas de una niña como ella, son frágiles al principio y desaparecen al final; la vida sigue y surgen otras preocupaciones.

Este cuento, como otras muchas vidas no tiene un final feliz. Y si entristece leer un relato ficticio como este, el conocer la historia real de muchas otras personas, el saber que hay gente que de verdad no puede leer, evadirse, conocer nuevas aventuras y crecer, es aún mucho más triste.


NOMBRE: ANA Mª CREMADES GARCÍA

"CRUZANDO EL ESTRECHO"

Hace unos 50 años en un pueblecito marroquí una niña llamada Yaiza nació en una casa con pocos recursos para poder subsistir, donde el trabajo de campo y algunos animales eran la forma de vida más típica.

Yaiza tuvo los primeros años muy duros ya que su madre Amina apenas podía alimentar a la pequeña al igual que su padre que trabajaba día y noche para poder sacar adelante a la pequeña.

En el pueblo donde la niña creció no había escuela, durante los cinco primeros años de vida de Yaiza esta no tuvo ningún tipo de educación, sin embargo tuvo la suerte de que uno de sus titos (con un buen nivel económico) podía llevar a la niña 2 días en semana a la capital más cercana.

Desde los 5 a los 12 años Yaiza pudo tener esa educación que casi nadie en el pueblo había logrado, sin embargo su tío envejeció y la niña no podía seguir con sus  estudios.

En el pueblo había el rumor de que muy cerca de donde vivían existía un país donde todos los niños tenían derecho a la educación y donde el nivel de vida era muy bueno.

Yaiza que con doce años quería poder estudiar pensó, ¿por qué no podría cruzar unos cuantos kilómetros de agua y probar la vida de ese país “España”, donde dicen que tan bién se vive?

Sin embargo ella conocía que no sería fácil, no sólo tendría que dejar a su familia sino que no tenia medios para ir a España.

Cuando Yaiza cumplió los trece años un día que ayudaba a su padre, le llegó la oportunidad de su vida, ya que su tío se trasladaba a España para vivir su vejez. La niña al oír esto, no dudo en pedir a su tío si lo podía acompañar y este viendo la situación y una vez hablo con los padre aceptó.

Yaiza llegó con catorce años a Madrid y lejos de tener una rápida integración en la nueva sociedad, todo le fue muy difícil, el desconocimiento del idioma, la discriminación por su color o la falta de sus familiares le llevaron a pasar muy malos momentos.

La adolescente con quince años gracias a los contactos de su tío pudo llegar a una buena escuela donde las cosas le fueron mucho mejor. Allí estuvo hasta cumplir la mayoría de edad y a pesar de su falta de base fue una de las mejores alumnas.

Yaiza tenía que decidir si buscar un trabajo (cosa difícil para un extranjero), seguir estudiando, y gracias al apoyo de su tío se diplomó en ciencias empresariales en la facultad de Madrid.

Actualmente Yaiza tiene 50 años y trabaja en la embajada marroquí en España, por suerte pudo traer a sus padre a Madrid donde pasaron sus últimos años viviendo muy bien.

Ella siempre se preguntó ¿por qué a tan sólo unos kilómetros unos tienes más oportunidades que otros?


NOMBRE: JOSÉ MARÍA CRESPO BERNI

"UN SUEÑO HECHO REALIDAD"

La historia de esta chica es muy particular, quizás los chicos y chicas de hoy en día de países desarrollados no valoran lo que poseen, y en concreto la posibilidad de poder acceder a tener una educación y desarrollar una carrera profesional.

Esta chica en concreto se llama África, vive en Marruecos, y es la menor de 6 hermanos. Como anteriormente decía, su historia es muy particular, porque vio que ninguno de sus hermanos mayores pudo asistir al colegio, no tuvieron la oportunidad, como la tienen millones de personas en el mundo, de poder asistir al colegio y recibir una educación. A pesar del vivir en un país de escasas posibilidades, y ser una persona de no muy avanzada edad, ya que solo contaba con 17 años, tenía los pensamientos muy claros, ella no quería ser como sus hermanos, tenía que estudiar o poder asistir a algún colegio de alguna manera, aunque ella veía que realmente esa oportunidad era muy complicada de obtenerla.

Al poco tiempo tuvo la oportunidad de viajar a España, mediante una familia de acogida, esta era un matrimonio de avanzada edad, el cual contaba con un alto nivel económico, pero no tenían hijos.  Se volcaron con África, la trataron como a una hija, y ofrecieron la posibilidad de tener todo lo que ella deseara. Pero África seguía con sus ideas claras, ella solo quería estudiar, tener una educación, saber leer, escribir, y desenvolverse con las demás personas. Sus padres adoptivos se quedaron sorprendidos, al ver que África le pidiera como un deseo, una cosa tan básica como en España y cualquier otro país desarrollado es la educación. Al llegar aquí le explicaron todo lo tendría que hacer para poder entrar al colegio. África conversaba con sus padres de adopción la poca importancia que le daban las personas a la educación, y al a facilidad que tenían para obtenerla.

Una vez que África comenzó las clases, era la chica más feliz del mundo, aunque estuviera lejos de su familia, sabía que algún día volvería a estar con ellos. Los alumnos y alumnas de su clase, la acogieron con los brazos abiertos, le dieron muchas facilidades, y lo que es muy importante mucho cariño, que es lo que le hace falta a una persona que deja su casa y su país, para lograr una cosa tan importante como es la educación, y hablar de educación, no es un vicio, ni un gusto, si no un derecho al que todas las personas del mundo deberían de tener acceso, pero cosa que por desgracia no es así.

Después de muchos años viviendo en España, cada día se daba más cuenta, de que en muchos países la educación era obligatoria, hasta una determinada edad, y de ahí en adelante era opcional, pero existe el concepto de que la educación es un derecho al que todas las personas tienen opción de obtener.

Debido a las circunstancias de la vida, ya que los padres adoptivos de África eran mayores, murieron los dos, y dejaron a su hija, como única heredera de toda su fortuna. África estudio magisterio, ya que pudo cumplir su sueño de poder estudiar, quería trabajar enseñando a las demás personas, lo que más le gusta, personas que como ella no podían tener posibilidad de estudiar.

África afronto un gran proyecto, con el dinero que había heredado de sus padres adoptivos, volvió a Marruecos, a su pueblo, y construyo una escuela, para que las personas de su pueblo y todas las que quisieran, tuvieran acceso a la enseñanza, una cosa tan básica para ellos, y tan compleja para nosotros, como es saber leer y escribir.

África cumplió su sueño, montar una escuela, la cual puso por nombre, EL DERECHO DE LA EDUCACIÓN. Era su sueño desde pequeña poder algún día estudiar, y lo consiguió, y el resto de su vida lo quería dedicar a los demás, asiendo posible al resto de personas el sueño que ella cumplió, obtener una cosa tan bonita y precisa, como es la educación.


NOMBRE: JOSÉ MARÍA BERRAL BERRAL