Hace unos 50 años en un pueblecito marroquí una niña llamada Yaiza nació en una casa con pocos recursos para poder subsistir, donde el trabajo de campo y algunos animales eran la forma de vida más típica.
Yaiza tuvo los primeros años muy duros ya que su madre Amina apenas podía alimentar a la pequeña al igual que su padre que trabajaba día y noche para poder sacar adelante a la pequeña.
En el pueblo donde la niña creció no había escuela, durante los cinco primeros años de vida de Yaiza esta no tuvo ningún tipo de educación, sin embargo tuvo la suerte de que uno de sus titos (con un buen nivel económico) podía llevar a la niña 2 días en semana a la capital más cercana.
Desde los 5 a los 12 años Yaiza pudo tener esa educación que casi nadie en el pueblo había logrado, sin embargo su tío envejeció y la niña no podía seguir con sus estudios.
En el pueblo había el rumor de que muy cerca de donde vivían existía un país donde todos los niños tenían derecho a la educación y donde el nivel de vida era muy bueno.
Yaiza que con doce años quería poder estudiar pensó, ¿por qué no podría cruzar unos cuantos kilómetros de agua y probar la vida de ese país “España”, donde dicen que tan bién se vive?
Sin embargo ella conocía que no sería fácil, no sólo tendría que dejar a su familia sino que no tenia medios para ir a España.
Cuando Yaiza cumplió los trece años un día que ayudaba a su padre, le llegó la oportunidad de su vida, ya que su tío se trasladaba a España para vivir su vejez. La niña al oír esto, no dudo en pedir a su tío si lo podía acompañar y este viendo la situación y una vez hablo con los padre aceptó.
Yaiza llegó con catorce años a Madrid y lejos de tener una rápida integración en la nueva sociedad, todo le fue muy difícil, el desconocimiento del idioma, la discriminación por su color o la falta de sus familiares le llevaron a pasar muy malos momentos.
La adolescente con quince años gracias a los contactos de su tío pudo llegar a una buena escuela donde las cosas le fueron mucho mejor. Allí estuvo hasta cumplir la mayoría de edad y a pesar de su falta de base fue una de las mejores alumnas.
Yaiza tenía que decidir si buscar un trabajo (cosa difícil para un extranjero), seguir estudiando, y gracias al apoyo de su tío se diplomó en ciencias empresariales en la facultad de Madrid.
Actualmente Yaiza tiene 50 años y trabaja en la embajada marroquí en España, por suerte pudo traer a sus padre a Madrid donde pasaron sus últimos años viviendo muy bien.
Ella siempre se preguntó ¿por qué a tan sólo unos kilómetros unos tienes más oportunidades que otros?
NOMBRE: JOSÉ MARÍA CRESPO BERNI
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