En un poblado de Tanzania vivía una niña llamada Shenai, vivía en una pequeña chabola con su madre y sus cuatro hermanos. Su padre falleció víctima del ataque de un cocodrilo en el lago Victoria mientras trabajaba de pescador, se jugaba la vida día a día en su especialidad, que era la pesca de la perca, para poder mantener a su familia. Familia que sobrevivía con muy poco a diario
Shenai era la mayor de los cuatro hermanos y junto a su madre, cuidaban juntas de la familia. Trabajaban a diario, para ellas no había ni días de descanso ni jornadas de trabajo, todo el día era trabajo creían que esa era su posición en la vida. Su falta de cultura le impedía ver la realidad y que su vida podía ir más allá y poder dar una educación a a sus hijos u hermanos respectivamente.
Un día la vida de shenai y su familia empezó a cambiar, al amanecer en un día rutinario para shenai, salió de su chabola y se dirigió hacia el prado con su madre para cuidar del ganado, mientras caminaban algo llamo la atención de shenai, eran unas hojas unidas por un alambre rizado que se encontraban medio enterradas en el pedregoso suelo del camino que les llevaba hacia el prado. La madre de shenai le dijo que cogiera aquello que les llamo la atención que les podría servir para encender el fuego en la fría noche que le esperaba.
Shenai hizo caso a su madre y recogió aquello que para ellas no tenía ningún sentido ya que no lo conocían. Al recogerlo shenai se dio cuenta que aquellas hojas unidas por un alambre enrollado estaban escritas por todas sus caras y tenía un titulo el cual ellas no podían saber ya que no sabían ni leer ni escribir.
Shenai lo recogió y le pregunto a su madre el por qué ellas no podían leer lo que una persona como ellas había escrito. Su madre no supo contestar a la pregunta quizás por que ignoraba la rama de la educación en la vida y que eso de escribir y poder leer libros no estaba a su alcance.
Después de su día de trabajo shenai aún conservaba el libro que había encontrado, sentía la curiosidad de poder saber el título de ese libro y lo que contenían aquellas páginas oscurecidas por el paso del tiempo, su madre observaba como su hija observaba con la mirada perdida el libro una y otra vez la cual se dormía esa noche soñando en el día en que ella pudiera poder conocer lo que contenía ese libro.
A la mañana siguiente el día comenzó de manera diferente para shenai la despertó un sonido no muy habitual, era una voz suave de una chica joven la que se escuchaba mientras tocaba de forma persistente la puerta hecha con los restos de una chapa de camión.
Shenai corrió para abrir la puerta llevándose la sorpresa de que esta chica no era como ella ya que su fisionomía no se correspondía, la chica era una colaboradora de una ONG que se había desplazado hacia la zona para poder ayudar a la población a acceder a la educación.
Esta chica informo a a la niña y a su mamá de las ventajas de ir a la escuela y los beneficios que les podía aportar tanto a ellas como a los cuatro pequeños que aun dormían en unos pequeños sacos sucios llenos de paja.
Ambas ilusionadas acompañaron a esta chica hacia la escuela que se encontraba en el pueblo. Shenai llevaba bajo el brazo el viejo libro que encontró y con el que con ilusión espera el día que pudiera saber cómo se titulaba y que contenían aquellas hojas.
Shenai y su madre pudieron aprender poco a poco en la escuela del pueblo gracias a la ayuda de esta chica y al de millones de personas que día a día trabajan para que esto ocurra, su vida cambio completamente aprendieron a combinar el trabajo con la educación, los pequeños empezaron a acudir también a la escuela gracias al gran esfuerzo de su madre y hermana.
Desde entonces ellas empezaron a ver el mundo con otros ojos, se dieron cuenta que ellas en la vida no solo nacían para trabajar si no que eran validas para otras cosas y formarse para poder tener un futuro mejor.
Shenai la cual era una chica muy lista a los pocos meses ya sabía leer y escribir y por fin pudo conocer el título del libro que aún conservaba con esperanza de poder leer algún día, ese día había llegado y susurro a su madre con la voz entrecortada el título del libro “ El camino hacia la felicidad” .
NOMBRE: ANTONIO JESÚS ESPEJO
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