Adelia con nueve años de edad hija de padres humildes procedentes de la amplia llanura pampeana cerca del río Salado del Norte, se preguntaba a diario cómo podía ella ayudar a sus hermanos con los que no tenía tiempo para divertirse y hablar con ellos. Ella vivía en una casa muy pequeña con su madre, su padre y sus siete hermanos mayores. Todos trabajaban mucho en unas tierras de labranza que cultivaban para un terrateniente, que los mantenía a cambio del esfuerzo de esta familia.
Adelia rebosaba de curiosidad por los trucos de magia que veía el último fin de semana de cada mes cuando en la plaza grande del pueblo se celebraba un grupo de actuaciones que incluían la actuación de un mago que hacía aparecer y desaparecer conejos de su chistera, ¡cómo si eso fuera posible! no podía entender como ocurría allí en mitad de la plaza delante de todo el pueblo, delante de sus ojos. Ella quería saber y conocer en detalle cómo eran capaces de tal hazaña y para ello ella sabía que tenía que ir a la escuela a para aprender los secretos de esos trucos de magia.
Un día al volver a su pequeño hogar Adelia habló con su padre en un tono sensato que le hizo a éste que la escuchara:
̶ Padre sé que trabajáis mucho y sin descanso en la tierra del señor y que me necesitáis para ayudar a mamá en las tareas de la casa y llevaros agua al campo, pero he estado pensando y me gustaría mucho poder ir a la escuela, allí podría aprender muchas cosas para ayudaros más y mejor en vuestras tareas
̶ Hija sabes que no tenemos posibilidades y te necesitamos en casa, la tierra que trabajamos no tiene drenaje suficiente y las aguas superficiales ahogan las cosechas.
Ella lejos de olvidar su idea estuvo toda la noche pensando que podía hacer para convencer a su padre y demostrarle que era buena idea invertir en su desarrollo humano para el bien de toda la familia. Así que al día siguiente no hizo alguna de las tareas diarias de su casa y estuvo dibujando lo que había visto que ya habían hecho ya otros agricultores de la zona, una serie de canales para que el agua saliera de sus tierras y sus hermanos no tuviesen que trabajar tanto.
Al llegar su padre y sus hermanos vieron que la casa no estaba como otros días y su padre la llamó para que le explicase que había pasado, entonces ella triunfante le enseñó el dibujo que había estado realizando con tanta ilusión. Su padre entendió que esos planos tenían algunos fallos pero se dio cuenta de que su hija tenía un potencial que necesitaba desarrollar en la escuela y que un día les ayudaría a todos a salir de la pobreza en la que se encontraban.
Por lo que Adelia empezó cada día por la mañana muy temprano a ir sus clases donde acabó sus estudios básicos y con ayuda de sus padres consiguió ir a la universidad desde donde encontró un trabajo muy importante para el desarrollo de la comarca, por lo que consiguieron comprar las tierras donde trabajaban y construir el sistema de canales que ideó de pequeña, pero esa es otra historia
NOMBRE: RAFAEL CANALEJO MELERO
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